miércoles, 28 de julio de 2010

Jacta alea esto

Todos conocemos la frase que Suetonio escribió que Julio César dijo al decidirse a cruzar el Rubicón con su ejército, desafiando entonces a los poderes constituidos y encaminándose hacia Roma: alia iacta est. Plutarco, que la tenía más clara, dijo que el César se la espetó a su ejército en griego y que la traducción correcta al latín sería la que va de título de este artículo y que en realidad significa "que la suerte sea echada" o, más en vernáculo, adelante con los faroles.

Tal cosa es lo que supieron hacer Cristina y Pepe en ese juego de sombras donde disimularon Almagro el serio y Timerman el twittero. Sacaron adelante un acuerdo y entrambos dijeron... que la suerte sea echada. A nosotros nos queda analizar el acuerdo y ver que cosas buenas y malas tiene, si las tiene. Y cómo nos deja eso parado frente a las nuevas situaciones.

Y para empezar a comentar, debo decir que estoy gratamente sorprendido por el acuerdo alcanzado. En mi opinión es muy bueno, muy bien concebido y realmente hay que felicitar a los presidentes, a los cancilleres, y a los equipos técnicos que participaron, porque llegaron realmente a una alternativa superadora, algo que los de Gualeguaychú siempre quisieron.

Pasemos entonces a desglosar el acuerdo, tal como se puede encontrar por ejemplo en el sitio de Montevideo.com.  Omito la introducción para pasar directamente a la parte que realmente tiene contenido.


A- Conformar en el plazo de 30 días, en el seno de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), un Comité Científico - integrado por dos científicos uruguayos y dos científicos argentinos, a elección de cada país. La función de este Comité Científico será la de monitorear el Río Uruguay y todos los establecimientos industriales, agrícolas y centros urbanos que vuelcan sus efluentes al Río Uruguay y sus áreas de influencia.

Esto es nuevo y es bueno. En primer lugar, nótese que se conforma un comité científico --en concordancia con lo que manifestara Mujica y Timerman-- dentro de la propia CARU, salvando entonces el rol de la misma como fuera señalado en el fallo del Tribunal de La Haya. Esta declaración deberá ser seguida de algún tipo de reglamentación, ya que, por ejemplo, no queda claro cual es la relación jerárquica entre los integrantes de ese comité y el resto de la CARU o si esos científicos pueden ser propiamente ya miembro de la CARU (no olvidar que el Presidente actual de la CARU es Eugenio Lorenzo, una persona más que indicada para ser uno de los científicos por Uruguay). Es decir que estos aspectos necesitan una reglamentación, la "letra chica" de la que Mujica hablaba ayer.

En segundo lugar nótese que el comité es de un tamaño muy razonable, sólo cuatro personas. Su tarea va a ser comandar el monitoreo del río Uruguay (una tarea que siempre realizó la CARU) y todos los establecimientos industriales, agrícolas y centros urbanos que vuelcan sus efluentes al Río Uruguay y sus áreas de influencia. Otra vez vemos que es necesario un reglamento de funcionamiento para saber cómo --con qué medios, mediante qué procedimientos, con qué mecanismos para resolver conflictos de interpretación-- este Comité va realmente a realizar su tarea (que, obsérvese, es netamente técnica y no política). 

En tercer lugar, nótese que se habla de todos los establecimientos industriales, agrícolas y centros urbanos que vuelcan sus efluentes al Río Uruguay y sus áreas de influencia. Esto es muy importante, porque no singulariza a UPM como el objeto a controlar, sino que se habla de todos los tres tipos de contaminación puntual --industrial, agrícola y urbana-- y se extiende no sólo al río Uruguay, sino a su zona de influencia, léase la cuenca del río. Eso hace que arroyos como el de la China o el del Cura, o el Gualeyan, o ríos como el Gualeguaychú y el río Negro, queden comprendidos en esta declaración. Este hecho justifica las palabras del cancillr Timerman acerca de que este acuerdo iba a ser un ejemplo de cooperación moderna. Lo es, sin dudas.
Sigamos viendo el acuerdo. La parte B del mismo tiene, a su vez, cuatro apartados. Veámoslos de a uno.

B- Para ello se procederá de la siguiente manera:
 
1- Cuando se trate de un monitoreo en la margen izquierda del Río Uruguay las acciones estarán a cargo de la DINAMA, acompañada por el Comité Científico de la CARU, y su utilizaran para todos los monitoreos la normativa de la CARU y la uruguaya, que sea de aplicación. Cuando se trate de un monitoreo en la margen derecha del Río Uruguay, las acciones estarán a cargo de la autoridad argentina de aplicación, acompañada por el antedicho Comité y se utilizarán para todos los monitoreos la normativa de la CARU y la argentina, que sea de aplicación.

Aquí hay varias cosas interesantes. Por un lado, reconoce que, tal como lo dice el Estatuto, los responsables de la aplicación de las normas ambientales son las partes en sus respectivas jurisdicciones, cosa que está también explícitamente dicho en el fallo de la CIJ. En buen romance, dice taxativamente que a UPM se le aplican las normas de la CARU y las uruguayas que sean de aplicación. Como ya sabemos que UPM las cumple con creces, no hay novedad por aquí. Por otra parte, si monitoreáramos al PIG, por ejemplo, las normas de aplicación serían las argentinas, cosa que el PIG incumple. Por otra parte, obsérvese la sutileza de la expresiòn "autoridad argentina de aplicación" . Es claro que en Argentina, a diferencia de Uruguay, hay competencias diferentes en diferentes provincias, por lo cual el texto antedicho las cubre todas. Finalmente, obsérvese que queda claro que las acciones son realizadas por los organismos competentes en cada país, apenas siendo acompañados por ese Comité recién creado. Esto derribe cualquier argumento de afectación de la soberanía, ya que es un organismo nacional el que hace las investigaciones, no uno del otro país, los que únicamente actúan como veedores.

Sigamos

2- La autoridad de aplicación que corresponda tomará las muestras. Se tomarán muestras por duplicado, una de las cuales será entregada en el acto al Comité Científico de la CARU. Las determinaciones que se realizarán incluirán la utilización de censores, así como todas las otras innovaciones científicas y tecnológicas que las partes acuerden necesarias para el monitoreo de los efluentes líquidos y las emisiones gaseosas que puedan acceder al Río Uruguay.

Acá vuelve a aparecer algo clave. Hablando de lo que nos concierne del lado uruguayo, vemos que la Dinama --por el numeral B1-- entrará acompañada por el comité científico, pero éste --por el numeral B2-- no tendrá capacidad de tomar muestras de ningún tipo, será la Dinama la que lo haga, de la misma manera que lo hace ya. Acá tenemos la satisfacción de una demanda argentina, el control dentro de la planta, junto con la satisfacción de un reclamo uruguayo, que la soberanía no sea violada.

De la misma forma, aparece algo importante: la reconstrucción de la confianza. Como lo dijo en su momento el titular del INTI, Ing. Enrique Martínez, el problema no es lo que se mide no lo que da, sino que no se tiene confianza a quienes realizan los análisis. Tomando muestras en duplicado, una de las cuales va al Comité Científico se resuelve este problema, porque como el tema es técnico, los resultados similares dados por las muestras duplicadas llevará tranquilidad a la población de que las cosas se están haciendo bien.

Un tercer elemento importante es la formulación del uso de sensores (censores es otra cosa) lo que implica que se admite que determinadas medidas no se hacen en forma directa, sino a través de dipositivos tecnológicos adecuados. Esto apunta, claramente, al control de las emanaciones de las chimeneas (cosa contemplada explícitamente cuando se dice emisiones gaseosas que puedan acceder al Río Uruguay). Nótese que esta formulación implica reconocer explícitamente que el Estatuto no se refiere a otro tipo de emanaciones gaseosas como pueden ser, por ejemplo, las producidas por los automóviles de Gualeguaychú, sino sólo a aquello que puede afectar la calidad de las aguas. 

Sigamos con el punto 3.

3- El número máximo de ingresos de control del Comité Científico en cada establecimiento a monitorear será de hasta doce veces por año.

Esto es nada más que una forma elegante de decir que se hará el monitoreo tomando muestras una vez por mes, lo que resulta técnicamente aceptable y no disruptivo de las tareas de ninguna empresa. Es una derrota de la postura de que se necesita monitoreo continuo y una aplicación elíptica del Art. 44 del Estatuto que permite estudios científicos breves y acotados.

El punto 4 es sumamente interesante.

4- La información que se obtenga de este monitoreo será publica, respetando los tiempos científicos. Los resultados y conclusiones, obtenidos por el Comité Científico, serán elevados por la CARU al Estado, parte correspondiente, a los fines de que implemente las acciones que resulten pertinentes.

Lo primero es que la información se hará pública ni bien esté disponible. Uruguay sigue esa política desde siempre respecto a UPM, así que no hay allí ninguna novedad para nosotros. Sí la hay para Argentina, dado que el monitoreo de lugares como el PIG son hoy desconocidos y la vigencia de este acuerdo los haría salir a luz.

El segundo punto es que los resultados y conclusiones serán elevados al Estado que corresponda, siendo éste el que puede tomar medidas, y no el otro. De nuevo, un punto a favor de la postura uruguaya de que corresponde al Estado en cuya jurisdicción se encuentra la planta investigada el cerrar o no dicho emprendimiento. 

Finalmente, llegamos al punto C del acuerdo.

C- El monitoreo del Comité Científico de la CARU comenzará con la planta de Botnia UPM y la desembocadura del Río Gualeguaychú, en el Río Uruguay, seguirá en Argentina con un establecimiento o lugar a elección de la parte uruguaya. A partir de entonces continuará alternativamente en uno u otro país.

De nuevo vemos aquí la maestrìa diplomática con que fue redactado este acuerdo.  El monitoreo empezará con UPM --lo que no es discriminarla, sino simplemente tomarla como u comienzo-- y el río Gualeguaychú. Esto hace que una vez que se compruebe que no hay contaminación, el punto pueda darse por cerrado y seguir con otras empresas. Pero el hecho de que se haga simultáneamente UPM y la desembocadura del Gualeguaychú tiene la ventaja de poner en contexto el vertido total de UPM, teniendo con quien comparar. Astuto.

Finalmente, nótese que a continuación del análisis UPM/río Gualeguaychú se pasa a algún lugar elección de Uruguay, que claramente se inclinará por el PIG. Game over.


Para mí está muy claro que la posición uruguaya ha triunfado en toda la línea, pero dejando la posibilidad de que Argentina exhiba algún trofeo que políticamente les sirva (la "foto" con técnicos argentinos dentro de UPM). A uno le hace acordar aquello de "Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia esta ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor."

Por supuesto, yo no fui el único en darse cuenta que ganamos la pulseada. José Pouler, el pizzero, declaró al diario El País:

"Hay que leerlo bien y después contestaremos. Si trabajaron tanto para este triste acuerdo, es lamentable. En lo personal para mí es lamentable, después lo analizará la Asamblea", cerró Pouler. 

Y en Ambito.com puede leerse

En diálogo con ámbito.com, el activista José Pouler dijo que el acuerdo firmado entre el Gobierno argentino y el uruguayo "es pésimo", ya que "prevaleció la posición uruguaya" en lo que respecta al control de Botnia. "Argentina cedió todo lo que no debía ceder", sentenció.  

aún cuando CFK afirmó que es "un acuerdo ejemplar" y Mujica que el problema "pasó al baúl de los recuerdos".  A uno se le ocurre pensar, "están locos estos romanos".

Revisando todo lo actuado, hay que concluir que aquí, además de las comunidades ribereñas y la salud del río, hay un clarísimo ganador que es el Presidente José Mujica. Apostó y ganó, nadie puede decir que no.

Mis respetos Presidente.