Recordarán ustedes que en diversas ocasiones les hablé de la organización Green Cross, una ONG dedicada a lograr un futuro seguro, justo y sustentable para todos, impulsando un cambio de valores y cultivando un nuevo sentido de la interdependencia global y la responsabilidad compartida en las relaciones de la especie humana con la naturaleza. Green Cross International es la hija intelectual de Mikhail Gorbachev, quien impulsó la formación de una organización que aplicara el modelo de respuesta a emergencias médicas de la Cruz Roja a temas ecológicos, ayudando a propocionar respuestas a problemas ambientales que trasciendan los bordes nacionales. Fue en Enero de 1990 que Gorbachov anunció esta idea en el Global Forum on Environment and Development for Survival en Moscú, por lo que no pude dejar de recordar aquella película de James Bond que se llamaba Desde Rusia con Amor.
Green Cross es una organizaciòn internacional, que tiene ramas nacionales que son relativamente independientes y que contribuyen tanto a resolver problemas propios del país o la región en que se encuentran como a participar en temas globales que conciernen a todo el planeta (por ejemplo, un programa para la infancia o uno sobre cambio climático). Nosotros conocemos bien uno de esos programas desarrollados por Green Cross Argentina, el de erigirse en un controlador independiente para testear parámetros de pureza ambiental en aire y agua en Gualeguaychú, cosa que hicieron reiteradamente para beneplácito de toda la gente bienpensante, y bronca y rechinar de dientes de los enfebrecidos piqueteros. Recordarán ustedes cuando les conté el episodio que tuvieran que vivir en una tenida mano a mano con los asambleistas, donde les fuera "obsequiada" una bala a Guillermo Jorge y Marisa Arienza, con el conveniente recordatorio de que quien se las daba tenía "buena puntería". Por cierto, pese a los airados desmentidos y amenazas varias, todavía está pendiente algún tipo de denuncia por difamación e injurias que nos fuera largamente prometida.
Quien quiera repasar todos estos acontecimientos puede ir a los artículos de Abril (Cuenca del Plata, Botnia y conflictos emergentes y Mayo (Mi Buenos Aires querido... del año pasado con sus jugosos comentarios. Acá quiero relatarles otra cosa, aunque está claramente relacionada. Estando en Ginebra, la Dra. Arienza me invitó a participar como observador en la Asamblea General Bianual de la organización, que justo se celebraba por esos días. Así que, desafiando el frío de las calles ginebrinas, tuve la oportunidad de presenciar las deliberaciones que se dieron en el Hotel Metropole. Fue sin duda una experiencia muy interesante y enriquecedora, porque además de escuchar las presentaciones de todos los equipos entre los que, como es claro, me interesaba sobremanera la presentación argentina y el Panel sobre Aguas, tuve la oportunidad de conocer y departir con personas increíblemente interesantes.
Una de las personas que ya les introduje en un artículo anterior, con quien tuve el gusto de tener varias conversaciones, fue Jean-Michel Cousteau, el hijo mayor del fallecido oceanógrafo Jacques-Yves Cousteau, de fama mundial. Jean-Michel es un explorador, educador, ambientalista y productor de films, de habla fácil y simpatía desbordante. Es el Chairman of the Board de GC Francia y director de la Ocean Futures Society y ha participado hasta en cortometrajes de Bob Esponja, para no hablar de su primera inmersión con su padre a los seis años o su propósito abortado de convertirse en arquitecto. Quizá lo más anecdótico de estas conversaciones fue en nuestro primer encuentro en el que, al decirle yo que era de Uruguay, me contó que le gustan mucho los vinos uruguayos y que tiene un amigo aquí que se los manda para que los pueda disfrutar. In vino veritas...
Otras dos personalidades fascinantes que conocí son los doctores Alexander Likhotal y Jan Kulczyck, cada uno a su propia manera. Ruso uno y polaco el otro, extremadamente sofisticado y "british" uno, cálido, directo y bon-vivant el otro, cada uno produce claramente un impacto muy vivo en los interlocutores. Alexander es el Presidente y CEO de Green Cross Internacional (Mikhail Gorbachev es el Presidente Fundador, honorario y vitalicio, pero Alexander es quien dirige las actividades del día a día). Nacido en 1950 en Moscú, es Doctor en Ciencias Políticas e Historia y fue el jefe de la Oficina de Seguridad Europea en el Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética en tiempos de la perestroika de Gorbachev con quien siguió luego en la creaciòn de Green Cross, convirtiéndose en su CEO. Jan fue el primer polaco en entrar en la lista Forbes de los 500 hombres más ricos del mundo. Aunque ya no está en ella, a uno no le resulta indiferente irse de copas con alguien que tiene "sólo" unos 4.000 millones de dólares y es capaz de mantener una conversación entretenida con el resto de los mortales. Por supuesto que lo del dinero es tan anecdótico como lo de los vinos uruguayos de Jean-Michel, pero el carisma de estas personas es parte causa y parte consecuencia de ser quienes son, vinos y dólares incluidos. A la foto de la derecha tuve una fuerte tentación de llamarla "4.000 millones más 100" atendiendo al net worth de cada quien en el momento de tomarla, pero hay quien poco caritativamente la ha relacionado con integrantes de alguna respetable y venerable institución italiana.
Mi participación más activa (que consistió en realidad en decir algunas breves palabras sobre el conflicto que enfrenta a Uruguay y Argentina en La Haya) se dió en el marco del panel sobre aguas, donde se presentaron las acciones que emprende Green Cross en diferentes partes del mundo, intentando prevenir y mediar en conflictos que tienen que ver con los cursos de agua o participando en acciones tendientes a evitar la polución y contaminación de los mismos. Ustedes recordarán que reiteradamente hemos hablado de la argumentación esgrimida por Uruguay en el juicio frente a la Corte Internacional de Justicia. Si ustedes consultan este documento, especialmente el párrafo 2.99 y todas las citas a los comentarios de la ILC sobre el borrador a la Convención de la ONU sobre Usos no Navegables de Cursos de Aguas, verán cómo reiteradamente se alega que los artículos 7 a 12 del Estatuto del Río Uruguay fueron reproducidos en la legislaciòn internacional. Lo mismo se puede ver en este otro documento, también en la corte.
El argumento empleado por Uruguay frente a la Corte fue que la Convención debía aplicarse en todo caso en que el Estatuto no tuviera indicaciones específicas. Ahí fue donde se discutió la necesidad de que se ratificara la convención, y el hecho sorprendente de que Uruguay no haya firmado la misma aún. Veremos si podemos hacer algo al efecto.
Lo interesante fue observar como se pasó de problemas globales como la Convención, a regionales, como el conflicto del Plata, a cosas bastante particulares, como el equipo de purificación de agua individual presentado por los japoneses para permitirle a grupos pequeños de personas obtener agua potable a partir de cualquier fluido más o menos líquido. La demostración se hizo con jugo de naranja, y fue interesante ver a los bien trajeados delegados accionando la bomba manual para obtener una copa de agua prístina que luego bebieron con fruicción.
La última actividad en la que participé fue en la conferencia que dictó Mohan Munasinghe sobre cambio climático y su influencia para el desarrollo, temas sobre los que pretendo incursionar un poco más adelante, como ya les prometiera. Mohan es un físico de Sri Lanka, y se desempeña como Vice-Cairman del IPCC (el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático). Independientemente de que uno pueda tener sus opiniones personales sobre el cambio climático y que no me convencieran demasiado los supuestos físicos sobre los que desarrolló la argumentación, lo cierto es que cuando uno le quita ese sustrato las razones por las cuales es necesario tomar una acción mundial concertada para disminuir la pobreza, la desnutrición, el analfabetismo y la exclusión en el mundo son las mismas de siempre: somos todos seres humanos y estamos en el mismo barco. Así que quizá, por razones distintas, todos intentemos lograr el mismo propósito. Más sobre esto en próximas entregas.
Por supuesto que la visita no hubiera estado completa sin una aproximación al mismo gestor de la iniciativa, una persona que es un trozo viviente de la historia mundial, el mismo Mikhail Gorbachev. Tuve la suerte de estar cenando cerca de él, de escucharlo, de sentir la fuerza de una persona que en otra época cambió la historia de la humanidad y que quizá ahora lo siga haciendo de otras formas. Hernán, el periodista que les mencionaba cuando viajamos desde París, le hizo una inteligente entrevista para El Observador donde Mikhail Sergeyevich Gorbachev le dice algo que quizá sea difícil de aceptar, pero que claramente no puede sino ser la única forma razonable de terminar el conflicto.
“Lo importante es que todos tienen que salir ganadores”.
Mientras lo saludaba pensé que quizá alguien que fue capaz de convencer al mundo de que debía terminar la Guerra Fría, que debía cesar la supremacía política del Partido Comunista de la Unión Soviética y que la misma unión debía disolverse, quizá fuera capaz de entender bien la simple esencia de un conflicto que no por pequeño y localizado, minúsculo y patético, deja de tener en la raíz el mismo barniz que teñía de oscuros presagios de guerra atómica aquellos viejos tiempos en los que el comunismo triunfante engullía porciones gigantescas del mundo.
Do svidániya, Mr. President!