martes, 7 de octubre de 2008

El Kálevala: Triste, Solitario y Final (II)

 
Y ahora sí llegamos al final, esto es, el final del viaje por tierras nórdicas. Ya casi no queda nada técnico que contar y sólo resta el bagaje anecdótico y lúdico. Asi que, por una vez al menos, habrá pocas palabras, ningún cálculo y muchas fotos como para que tengan una pequeña apreciación in situ de Tallin en Estonia y Amsterdam en Holanda. Y por supuesto, estará presente la historia de los arqueros que se muestran en esta foto inicial, desafiando las hordas de ambientalistas que nos acosan.

Ese viernes nos levantamos temprano para ir hacia el puerto donde nos esperaba el superfast, uno de los cruceros que hace la travesía entre Helsinki y Tallin, y sospecho que entre otros puntos del Báltico también. Son barcos simplemente demasiado grandes como para emplearlos únicamente en una travesía de dos horas.

Para establecer una comparación, el barco es como unas cinco veces más grande que el más grande de Buquebús. Nada más que las lanchas para la evacuación en caso de accidentes ya dan una idea del tamaño del buque. Dentro del barco había tres enormes bares-retaurant, cinco cubiertas exteriores y varios pisos (10 de media altura) algunos con bares y salas de estar generales y otros con camarotes (por lo cual concluyo que debe hacer también la travesía hasta Estocolmo y Copenhagen que son mucho más largas).

Como les decía, la travesía hasta Tallin toma unas dos horas y es bastante más barato que tomarse Buquebús (unos 30 y pico de euros). Como no podía ser de otra forma, nos pasamos conversando la mayor parte del viaje.

Al llegar, lo primero que llama la atención es el tamaño del puerto, que refleja la importancia que el Báltico como mar de comunicación tuvo y tiene para los estonios.












Tallin es una ciudad con ciertas similitudes a otras de Europa central, muy notablemente Praga. La ciudad ha sido declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, y caminando por las calles del centro, mirando dentro de los comercios, hoteles y simples umbrales, se percibe esa fascinación de la herencia histórica, con mezcla de muchas culturas.

Como muchas ciudades en Europa, Tallin tiene en ciertas partes murallas coronadas por galerías y, como Praga, tiene pronunciados desniveles, a los que se accede por calles empedradas de notable inclinación, no obstante lo cual, las tallinenses no se privan para nada de los zapatos de taco alto. Es un placer observar la maestría con la que caminan en ese basamento irregular. El camino está sembrado de adolescentes vendiendo libros y recuerdos a los turistas. No sé si porque era en vacaciones escolares, o es en general así, pero nos asombró la juventud extrema de las vendedoras. La chica que está vendiendo los libros turísticos de Tallin en la foto nos dijo que tenía 12 años (no es que lo dude, sólo lo consigno).

Por suerte para nosotros, los provectos ancianos que recorríamos sus calles, los tallinenses han tenido el buen tino de sembrar la muralla con pequeños asientitos reclinables, que nos dieron la oportunidad de descansar y observar a nuestros compañeros comprando libros.

Al final de esta subida se encuentra la Catedral de Alejandro Nevski que, pese a lo impresionante que es, fue construida sólo a finales del siglo XIX por arquitectos de San Petersburgo. El estilo se debe a que es uno de los exponentes del historicismo ruso, ya en sus postrimerías en esa época.










Existe una leyenda sobre un tal Kalevipoeg (comparen el nombre con lo de Kálevala), un héroe estonio, que cuenta cómo su mujer Linda llevaba en su delantal piedras a la tumba del héroe situada en Toompea (la parte más alta de Tallin, donde estamos ahora). Linda lloraba, sentada junto a la tumba de Kalev, con la última piedra en su delantal. Así, sus lágrimas formaron el lago Ülemiste, situado cerca de Tallinn, y la colina Toompea forma la tumba de Kalev. Cada otoño, en una noche oscura, un hombre gris y pequeño procedente del lago de lágrimas averigua si la ciudad está terminada de construir. En cuanto ello suceda, el lago abrirá sus puertas e inundará la ciudad. Toompea, situada a mayor altura que el resto de la ciudad y construida sobre un cerro calizo, fue entonces el lugar elegido por los estonios para construir, en el siglo IX, su primer fuerte de madera, sustituido posteriormente por uno de piedra y que sería conquistado por Valdemar II de Dinamarca en 1219 y en 1285 vendido a la Liga Hanseática.

Consecuentemente Tallin es lo suficientemente antigua como para conservar entre sus atractivos turísticos las referencias a la Edad Media, que se reflejan en herrerías donde pueden comprarse pesadísimas espadas de combate, carros de madera donde venden almendras tostadas y, por supuesto, la oportunidad de practicar arquería, como se documenta en las fotos (aunque conste que sólo algunos valientes nos prestamos a pasar la prueba). Fue gracioso porque a Luis le daban las flechas más torcidas posibles, pero igual no conseguían que errara al centro del blanco, consiguiendo así nuevos tiros gratis. Robin Hood y Little John..., perdón, Luis y Carlos se llevaron todos los trofeos.

Otra de las cosas que nos llamaron muchísimo la atención fue la cantidad de autos último modelo que hay en Tallin. Como pueden ver a la derecha, aproveché a comprarme un Jaguar que hace tiempo quería tener para pasear con los amigos. Desgraciadamente tuve algunos problemillas de importación y tendré que dejarlo en Tallin :-)

Hablando seriamente, es claro que hay una gran cantidad de dinero flotando en el ambiente, eso se aprecia fácilmente. Desgraciadamente un día no da como para poder entender nada de lo que pasa, así que estoy planeando hacer una visita más extensa el año que viene, que tengo un congreso en Oslo y aprovecharé para volver a este fascinante país nuevamente, a ver si conozco algo más que su capital.

Ya va quedando demasiado largo, así que Holanda lo vamos a dejar para la tercera parte de esta última parte de la saga, pero sí déjenme comentarles algunas otras curiosidades de transporte que vimos en Tallin. La parte del casamiento romántico con coche de caballos para el transporte de los novios fue inesperada pero no inusitada, la he visto muchas veces en Viena y Salzburgo, aunque en general los conductores son hombres.

Menos común fue ver los Segway para alquilar en las calles de una ciudad como Tallin. Pensándolo bien no es una mala idea y muy bueno para transporte en calles tan irregulares, pero igual fue un tanto sorprendente. Para quien no los conozca, los Segway son como se muestra en la figura, una plataforma sobre dos ruedas con un manubrio de conducción. Está muy delicadamente equilibrado con estabilizadores, así que basta inclinar el cuerpo para que el aparatejo se mueva hacia adelante. Fue una idea bien interesante verlo en acción ahí, siempre antes lo había visto en aeropuertos en USA, pero no en las calles. Lo más gracioso fue que hace un par de semanas visité la Rural en Montevideo... ¡y todo el personal de atención a la salud en el predio de la Rural andaba en Segways!

De cualquier forma el Segway no iba a ser la última sorpresa que nos deparaba Tallin, porque a lo lejos divisamos un extraño aparato que resultó ser una bicicleta (o, mejor dicho, tricicleta) múltiple para 5 o 6 personas. Como se ve en la foto, todas ellas van mirando hacia el centro mientras pedalean, y sólo una ve realmente hacia adelante, en la dirección de avance. Supongo que si logran vencer la sensación de mareo será un método cómodo para tener una conversación entretenida mientras hacen ejercicios.

Bueno, y como ya saben por el artículo inicial, de ahí nos volvimos a Helsinki en un divertido barco pintado como para un crucero en el Caribe, ya que al día siguiente nos íbamos de retorno a nuestros destinos, Amsterdam, Madrid, Buenos Aires y Montevideo.

Pero eso lo cuento en la próxima entrega.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1057159

Editorial I
El espíritu rioplatense, ante todo

Por primera vez, desde que el conflicto entre la Argentina y Uruguay por la fábrica de pasta de papel de Fray Bentos convulsionó las aguas casi siempre serenas de la diplomacia rioplatense, habría indicios de que en la Casa Rosada se siente la necesidad de superar los aspectos más ásperos de la actual situación.

No debe perderse la oportunidad de que prospere esa aparente reacción. Es lo que urge, después de que una serie de gestos, declaraciones y acciones infortunadas, en particular de parte de funcionarios argentinos, colocaron las relaciones con Uruguay en el peor nivel en mucho tiempo.

Entre los gobiernos de Roque Sáenz Peña, en la época del Centenario, y el último de Juan Domingo Perón, la limitación jurisdiccional de aguas del Río de la Plata había sido el problema principal que afectó los vínculos entre ambos países. En ese largo período, hubo otras cuestiones de desencuentro, pero referidas a intereses políticos partidarios, no a temas de agenda soberana, como éste de actualidad, que ha irrumpido desde los bordes del río Uruguay y agita a sus gentes desde hace cinco años.

Tocó al presidente Perón, en su último turno, el de los años setenta, cerrar aquel asunto de más de 60 años de debates sobre los límites del Río de la Plata. Ahora debe alentarse a la señora Kirchner para traducir en hechos sentimientos en igual dirección, que ha expresado en fecha reciente, en privado, ante altas autoridades del Uruguay.

La Cancillería argentina desmintió informaciones de Montevideo en el sentido de que la Presidenta estaría dispuesta a intervenir en la desactivación del bloqueo sobre el puente San Martín, que une Gualeguaychú con Fray Bentos. Pero, por otro lado, fuentes oficiales argentinas han confirmado, con carácter extraoficial, que se estudian los medios para poner fin a la movilización permanente que lo hace posible.

Si los hechos confirman que el presidente Tabaré Vázquez ha acertado al confiar en público que la señora Kirchner hará gestiones para lograr el levantamiento del bloqueo, lo celebraremos. Han de ser muchos quienes así lo hagan. Se trata de anteponer, sobre todo en las presentes circunstancias, la hermandad argentino-uruguaya y el destino por el cual dos Estados, y en definitiva una sola nación, comparten la historia común que los enorgullece.

Son los argentinos y los uruguayos por sí mismos, despojados de extremismos retrógrados y de filiaciones políticas, los que han procurado mantenerse unidos e integrados a pesar de las circunstancias por medio de múltiples manifestaciones de respeto y afecto. La Academia Nacional de Periodismo incorporó recientemente a dos uruguayos talentosos, Víctor Hugo Morales y Hermenegildo Sábat, que han hecho de la Argentina su terruño, y distinguirá en los próximos días al ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti.

Otro ámbito académico, el Instituto de Política Internacional de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, conducido por el embajador Carlos Ortiz de Rozas, ha convocado a figuras representativas de ambas orillas para aunar esfuerzos en pos de superar el conflicto entre los dos pueblos más hermanados del mundo.

La Argentina debe andar con seriedad por los carriles de la negociación diplomática. También por las instancias de la justicia internacional, a las que por otra parte ha estado sometida y asumir, en el ámbito interno, las responsabilidades que sobre el Estado recaen en cuanto a la preservación del orden público y al rechazo de todo tipo de fuerza en la región.

Si los ciudadanos que, sin más plenipotencias que la decisión informal de grupos vecinales interrumpen, desde hace 22 meses, el tránsito normal de personas y vehículos entre Uruguay y la Argentina, hubieran encontrado en su momento la oposición legal y ordinaria del Gobierno, no se habría llegado a esta encrucijada. Este fenómeno constituye una lección sobre los extremos a los que puede conducir la demagogia, y se actúa sin tener en cuenta el valor de los cánones que rigen invariablemente en el desenvolvimiento de los pueblos. Uno de esos cánones consiste en que la política exterior de los Estados sea conducida desde un poder central debidamente legitimado. Nada había para delegar en esto, como resignación inaudita, a lo que se decidiera en niveles vecinales.

Siéntase la Presidenta alentada a resolver una cuestión que escapó por descuido, primero, y graves errores, después, del control del gobierno precedente. Pague, si es necesario, el precio político que corresponda por los desaciertos de magnitud inimaginable del anterior presidente en la relación que siempre debió de haber figurado en los renglones de privilegio de la diplomacia argentina. Lo exigen los intereses permanentes del país; lo autoriza la ausencia, después de un año de funcionamiento de la planta de Botnia, de señales ciertas de la supuesta contaminación contra la cual se ha producido el levantamiento popular de Gualeguaychú. Retenga, sí, señora Presidenta, abiertos los márgenes de negociación y de consenso a fin de que la Argentina se halle en condición de fiscalizar sin intermitencias la producción de una fábrica que es de vital importancia para la economía uruguaya, pero que es también, al margen de los fundamentos reales o no, causa de preocupación entre los argentinos.

Deseamos que se abra así, a la brevedad, una nueva etapa, despojada de la cizaña que ha venido a lastimar el espíritu de confraternidad rioplatense por el que trabajaron tantas generaciones de argentinos y uruguayos.

Unknown dijo...

Sí Anónimo, lo leí yo también y estoy de acuerdo con el espíritu del artículo. Sólo deseo de todo corazón que Uruguay no dé el voto para que NK se transforme en el Secretario Ejecutivo de Unasur, más allá de que esa sea una institución tan la ... santísimo y divino botón como tantas otras.

O que, si lo votan, pongan la sede en la Antártida, con obligación de residencia en la sede para el Secretario Ejecutivo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Nést: perdón porque no leí aun el thread (me falta tiempo)pero si vi las fotos y no paro de reirme, sorry por el off topic pero LUIS!!!!! yo te creía un tipo serio!!! nanana no podés!!!!! y ahora? como se vuelve del amarillo? jaaaaaaaaaaaa
mató! Buenísimo !!!!
FELICITACIONES si que supieron ademas de todo divertirse, me encantó y gracias por compartirlo con los lectores.
:-) :-) :-)

Unknown dijo...

Gracias Flor. La verdad es que la túnica amarilla no le queda mal... Carlos y Luis parecen realmente los alegres bandidos del bosque de Sherwood.

Y en realidad no es un off-topic, porque este thread es todo él un off-topic, no tiene nada de técnico :-)

Anónimo dijo...

Cómo que no tiene nada de técnico!
Tiene y mucho... Por ejemplo, cuando íbamos subiendo al barco que nos iba a llevar hasta Tallin íbamos observando todo. Hasta la diferencia en el número de contenedores apilados. En el puerto de Helsinki llegan a 7 en Uruguay 5 o como máximo 6. Sacamos la cuenta que como mínimo se podía aumentar la capacidad del puerto de MVD entre 16 y 40%. Sólo había que tener la grúa apropiada. Néstor observó un transporte de contenedores muy útil que con poco esfuerzo, poco gasto de energía y gran movilidad los movía muy rápido hasta el sitio donde las grúas los podían cargar, trasladar o apilar. Era como un triciclo gigantesco. Luego mirábamos la rapidez y facilidad con que muchos camiones entraban a la bodega del barco. En promedio entraba 1 camión cada 10 segundos. Time is money... se me ocurrió pensar que el espacio también.

Y ni te digo las operaciones matemáticas que hacía el cerebro, en forma inconciente e instantánea, para compensar el posible efecto que podía tener la flecha desde que salía del arco hasta que llegaba al blanco. En un momento escuché unas carcajadas atrás mío y el comentario: Luis, estás tirando con bananas. Y encima las flechas quedaban cortas para mi brazo y el tamaño del arco. Pero no importa, voy a seguir practicando y capaz que me anoto para las próximas olimipíadas.

Hablando ahora en serio, el barco de regreso, ese todo pintado, era aún más grande que el de la mañana. Enorme, gigantesco, silencioso. Botado hacía pocos meses en un astillero italiano. Toda la proa era un gigantesco bar en desnivel, como si fueran galerías, con mesas rodeadas por sofás muy cómodos en un sector y muchas mesas y sillas en el resto del espacio. En frente, un ventanal gigantesco, posiblemente con una altura de un edificio de como mínimo 5 pisos, haciendo marco a un escenario. Me preguntaba cómo se vería una tormenta en el mar Báltico a través de ella. Debe ser un espectáculo maravilloso.

Anónimo dijo...

Verdaderos bares flotantes duty-free esos barcos. No es que yo conozca pero me contaron :-)

Unknown dijo...

Viles calumnias, viles calumnias... :-)

Enrique Pereira dijo...

Luis:
Pásenle el dato de las grúas a Fernando Puntigliano, que alguna noción debe tener ya, porque hizo un doctorado en Alemania y tiene muy buena relación con el puerto de Hamburgo. Como más de un uruguayo, se lo valoraba mucho allá por su capacidad de trabajar en forma interdisciplinaria. Hasta lo llamaron para trabajar en el desarrollo del Airbus A 380

Sería más que oportuno, hoy están de visita los belgas, con todo el tema de Katoen Natie y la segunda terminal de fondo.

Unknown dijo...

Qué bueno lo que comentás de Puntigliano Enrique, no lo sabía. Supongo que el tipo de transporte que se adopta en un lado y otro tiene que ver con como trabajen los emprendimientos privados y los costos que tengan.

Por ejemplo, Katoen Natie no es dueña de dos de las tres grúas pórtiico que tiene instaladas sino que las alquila. Yo hubiera supuesto que para un negocio tan permanente como el que tienen en el puerto las habrían comprado, pero parece que no. Cada negocio es un mundo.

Para que veas que en nuestro país hay cosas de las cuales uno puede sentirse legítimamente orgullos, te cuento que la distancia entre la realeza y los plebeyos es bastante perqueña. El príncipe Philippe llegaba a las oficinas centrales sobre la calle Buenos Aires mientras yo me tomaba el plebeyo 169 para ir a dar clase a Facultad, justo en la parada que está cruzando la calle, mismo enfrente. Por supuesto no habían cerrado el tráfico. Esas cosas me gustan de vivir por acá, lo mismo que los Presidentes sin guardaespaldas (el presente es una anomalía, los demás no los usaban).

Saludos.

Enrique Pereira dijo...

Cada negocio es un mundo aparte, tal cual. Ni tan obvio que compren nuevas grúas, ni tampoco que la estén haciendo a paladas. Todo tiene su equilibrio concreto, en función de las tensiones de cada situación y de la eficiencia relativa para manejarlas. También las inversiones extranjeras, por supuesto.

Esa noción es muy importante rescatarla, porque no está suficientemente instalada entre las nociones comunes de la gente. En realidad me parece que tiene que ver con un cierto desconocimiento general del mundo de los negocios, cierta ajenitud y prejuicio que no solo tiene bases ideológicas.

Como en casi todo, percibir matices y ambigüedades nos hace más libres y nos permite entender mejor la realidad.

Por esa misma razón, no hay que suponer tampoco a la inversa que Puntigliano ya conoce ese tipo de grúas. Tal vez podrían tenerse en cuenta para el proyecto de Puerto de Aguas Profundas en Rocha que está para discutirse en el Parlameto, por ejemplo.

Si el Príncipe es honesto consigo mismo, tiene que disfrutar muchísimo poder andar por la calle sin que lo cargoseen. Es probable también (aunque no necesariamente forzoso) que en Bélgica tenga que tomar más precauciones.

Saludos también.

Gus dijo...

Alguien tiene noticias del origen de los olores en Fray Bentos?

Unknown dijo...

Coincido en lo que decís Enrique. Bélgica es en general tranquilo aunque, como seguramente sabés, tiene tensiones entre los flamencos y los valones que han llegado a picos bastante graves con la aparición hace tiempo del partido Vlaams Blok. Asi que seguro que acá la pasa mejor :-)

Gus, los olores no se han repetido desde fines desde el 29 de Setiembre. El 30 de Setiembre la Dinama sacó un nuevo comunicado de que habían extendido la búsqueda a fuentes móviles. No se ha encontrado nada fuera de rango pese a que se lo ha buscado exhaustivamente. Habrá que esperar a ver si se repite, pero mi imagen mental de un@ fraybentin@ tirando sulfuro de sodio y ácido por el water de la casa mo me abandona :-)

Saludos.