viernes, 30 de noviembre de 2007

Pisa I. Un pizzero no hace Pisa

 

Dado que este artículo estará dedicado -en cierta manera- a un connotado ambientalista de la ACAG, el pizzero "Pepo" Pouler, me hubiera gustado tener una foto de él para ilustrar estas líneas. Lamentablemente la web, tan profusa en otras fotos, se muestra avara respecto a Pepo, por lo que lo dejaremos ausente entonces, al menos en efigie.

En su lugar ilustremos con una imagen más agradable, la de la Reina y Princesas de Turismo '06 en Gualeguaychú, dado que la Primera Princesa representaba nada menos que a la Pizzería Pouler. Cualquier persona con gusto artístico y conocimiento de Gualeguaychú, seguro preferirá esta foto.

Reconozco que jugar con el equívoco pizza y Pisa determinó de cierta manera el título y la introducción de este artículo. Sin embargo, no es menos cierto que Pepo es dueño de parte de ese pensamiento mágico que se manifiesta en tantas de las frases de los ambientalistas, magistralmente recogidas en la bitácora del conflicto que mantiene Alejando Villaverde y que es obligada y desopilante lectura para adeptos al realismo mágico.

Hablando ahora más seriamente, la tesis que mantengo en este artículo es que parte de los problemas subyacentes al conflicto en Gualeguaychú son indudablemente sicológicos, parte sociológicos, parte económicos, pero parte también tienen que ver con la carencia histórica en educación en ciencias que tenemos en nuestros paises. Y para fundamentar esta tesis me voy a basar en los resultados que se han hecho públicos sobre el Programa para la Evaluación International de Estudiantes de la OCDE, conocido comúnmente como PISA, cuyos resultados 2006 recién se han hecho conocer en diversos medios de prensa (por ejemplo, en El Periódico de Catalunya, El Pais de Madrid, o la revista Magisterio, entre otros varios). El análisis que haré ahora se basa en los datos oficiales, aunque hay muy bonitas infografías en los periódicos.

El estudio Pisa es la prueba más acabada de las habilidades de los estudiantes de enseñanza secundaria de los países que en conjunto representan el 90% de la fuerza económica mundial. Se realizó en 2003 sobre 40 países, y en 2006 se extendió a 57 (en ambos casos incluyendo a Uruguay). La idea de esta prueba fue determinar cuánto saben los estudiantes secundarios acerca de ciencia, y su habilidad para emplear el conocimiento científico para resolver situaciones de la vida diaria. Acá se ven algunos ejemplos de las preguntas realizadas en la sección de Ciencias (hay también una sección de Matemática y otra de Lectura). Un ejemplo de pregunta de física de todos los días es la siguiente


Un ómnibus viaja a lo largo de una porción recta de camino. El conductor, cuyo nombre es Ray, tiene un vaso de agua descansando en el salpicadero. Súbitamente Ray tiene que frenar. Qué es lo más probable que le pase a la copa de agua:

A. El nivel del agua permanecerá horizontal
B. El agua se derramará sobre el lado 1
C. El agua se derramará sobre el lado 2
D. El agua se derramará pero no puedo asegurar si lo hará por el lado 1 o el 2


La lista completa de países con la puntuación obtenida puede verse acá, pero a los efectos de la tesis que propongo, es suficiente con esta tabla resumida.



Lo que observamos ahí es que Finlandia, el país que había obtenido la primera posición en 2003 repite en 2006. Magisterio comenta estos datos de la siguiente manera

España vuelve a quedarse donde estaba. Nuestro sistema educativo no evoluciona y nuestros alumnos de 15 años vuelven a sacar en Ciencias la misma puntuación media que en 2003.

No es el caso de Finlandia, que si ya fue la reina de la fiesta en 2003, este año sencillamente arrasa, al mejorar 15 puntos respecto al año anterior. Ya le saca 21 puntos al segundo, Hong-Kong, una diferencia significativa.

No es el único caso de mejora acelerada. Canadá, con 534 puntos, pasa del puesto 11 en 2003 al tercer lugar en 2006, en la escala de Ciencias. Alemania y Austria también han mejorado considerablemente desde que ambos países se tomaran en serio el diagnóstico y consideraron que no había excusas para estar en esa situación: Alemania ha pasado del puesto 18 al 10, y de 502 a 516 puntos; Austria, que venía del puesto 23, ahora es el 14 de los cuarenta países que se presentaron en 2003, y ha mejorado 20 puntos. Tomarse en serio el diagnóstico, y buscar soluciones en vez de excusas, parece funcionar para mejorar los resultados.
Si miramos los países latinoamericanos y nuestros ancestros españoles e italianos, todos los países testeados se encuentran significativamente por debajo del promedio de la OCDE (500 puntos). Lo que es más, todos los paises latinoamericanos testeados se encuentran por debajo del promedio de los 57 países (473 puntos).

En otras palabras, más cualitativas, mientras que ciertos países se han tomado el reto de que sus jóvenes aprendan ciencia y la sepan aplicar, los países latinos y latinoamericanos hemos permanecido en el mismo lugar (España, México, Brasil) o retrocedido (Italia, Uruguay) respecto a 2003. Si comparamos los errores estadísticos para situar a los países en el ranking, como se ve en esta gráfica




vemos que los países latinoamericanos quedaron agrupados en tres clusters disjuntos. Por un lado Chile y Uruguay (que estadísticamente se tocan en la posición 42), en segundo lugar México (en la posición 48-49) y en tercer lugar un cluster con diferencias no significativas de Argentina, Brasil y Colombia (alrededor de la posición 51-53).

No debería sorprender entonces, incluso si dejamos de lado la mala intención, que en este conflcito se hayan dicho y sigan diciendo tantos disparates de bulto, que son recogidos permanentemente por la prensa sin parar mientes en la inverosimilitud de lo que se reporta.

Un pizzero hablando de dioxinas, un agrario hablando de lluvia ácida, o una pachamama discutiendo mercaptanos son probablemente folklóricos. Miles de estudiantes sin capacidad de comprensión del método científico y sus resultados, así como de la aplicación que tienen para darnos una mejor calidad de vida es sencillamente dramático.



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2 comentarios:

Gus dijo...

La relación entre educación y desarrollo es directa sin duda; sin embargo tampoco hay grandes diferencias de educación científica entre Argentina y Uruguay, los disparates que oímos desde Gualeguaychú vienen promovidos por otras causas. Veo incidencia de dos patologías concretas (de Latinoamérica en general): tendencia a subordinarse a lo ideológico, y las debilidades institucionales.

Para el caso de Gualeguaychú allí la ocasión fue propicia para encarnar una visión ideológica de la ecología. Ya sabemos: Norte versus Sur, piratas y explotados, venas abiertas, basurero del capitalismo, etc., visión progre. Desde esa plataforma, luchar por la consigna justifica manipular un poco o bastante la realidad en aras del gran objetivo y de ello nos han dado incontables ejemplos. Lo suyo no es tanto adolecer de formación técnica, mas bien es deformación militante por la causa.
(Tip: menos números y más compromiso equivale a mejor ciencia para el Nuevo Ecologista, no lo olvidemos... )

Las debilidades institucionales argentinas son la otra gran fuente de desbarajuste. Su descreimiento en los controles públicos lo extrapolaron a Uruguay, y lo mismo su presunción de corrupciones entre políticos y empresas; también el controvertido método del piquete es todo un síntoma del lamentable estado de sus instituciones. Claro, no ven el insulto que todo eso representa para los uruguayos. En este aspecto, a diferencia del anterior, son tan víctimas como victimarios (aunque paguemos nosotros sus platos rotos). Importa todo esto porque para ellos es sospechoso todo lo que venga de una institución, sea un EIA, un crédito o una aprobación de funcionamiento, la verdad no debe ser la que nos muestran sino otra.

Lo dicho lejos de contradecir tus apuntes Néstor, los avala. Más ciencia y pragmatismo nos ayudarían mucho a librarnos de lo que digo.
Saludos

(PD: en el ejemplo del vaso de agua y el ómnibus... el agua se queda horizontal, no? La solución la publicás en el próximo número?)

Unknown dijo...

Coincido contigo Gus, nuestras visiones son complementarias, yo trataba acá de señalar sólo una parte del problema.

Por suerte tenemos lectores calificados en el blog y ya La Nación se ha encargado de alertar a sus lectores sobre este mismo tema. Clickear acá para leer el artículo.

Saludos